Tsav
(Vayiqra
6:1-8:36)
Haftara:
Yirmeyahu 7:21-8:3; 9:22-23
Tsav
(Vayiqra
6:1-8:36)
Haftara:
Yirmeyahu 7:21-8:3; 9:22-23
El Kohem ungido
En el capítulo 4 versículo 3 vemos la primera mención de la palabra “mashiaj”, para mencionar al sacerdote que ha pecado por yerro, y que por tal circunstancia debe presentar una ofrenda denominada qorban jatat. Es interesante que tanto la palabra “cohen” como la palabra “mashiaj” estén relacionadas con esta ofrenda.
Por supuesto, tal cosa está lejos de ser una coincidencia. No sólo el relato a nivel peshat tiene que ver con la presentación de una ofrenda cuando ha habido un pecado, sino que al profundizar en las riquezas de la Torah podemos ver que hay una relación muy fuerte con la obra de quien sería el principal Ungido de El Eterno.
Efectivamente, este ungido, más exactamente el Mashiaj, por medio de esta figura está siendo anunciado como el cohen perfecto que sería él mismo el qorban mediante el cual judíos y gentiles pueden acudir como la única ofrenda posible que ante El Eterno tiene valor para expiar nuestros pecados, en este caso los intencionales.
¿Por qué los intencionales? Porque precisamente los no intencionales tienen una forma de ser expiados, y es con animales que no actúan con intención sino por instinto. Pero los intencionales deben ser expiados por alguien diferente de un animal, esto es, quien conozca la intencionalidad de nuestras acciones, lo que nos lleva a la persona del Mashiaj.
Entonces, el sacerdote ungido es más que una mención de una persona que debe presentar un qorban. Es el anticipo profético del que habría de venir a expiar nuestros pecados por única vez, pero también suficiente, teniendo en cuenta que así mismo es la única persona idónea para este efecto, ya que también es la única persona que no cometió pecado.
Esta es una de las tantas muestras de que Mosheh permanentemente estuvo hablando del Mashiaj; lo cual es la provisión de El Eterno, preparada desde la eternidad, para que a ella acudiéramos todos con el fin de que sea “efectiva” la Misericordia Celestial en nuestra vida.
Es por medio de este qorban que nuestra vida alcanza nuestra mayor plenitud; es por él que tenemos acceso al Padre, y quien es la perfecta imagen del Creador, para que siguiendo sus pisadas podamos ser luz a la humanidad, pues el Cielo quiere que todo ser humano logre la salvación de su alma, acudiendo al qorban que fue concebido como el medio seguro por el cual nuestro camino al final verá la vida.
Haftara: (Melajim Alef 7:13-26)
Haftará: 1 Reyes 18:1-39
PARASHA KI-TISA
Aunque tenemos la evidencia de más de seiscientas mil almas que vivieron el suceso de Matan Torah, y a sabiendas de que ello fue el acontecimiento de mayor qedushah que el hombre haya podido presenciar, nuestras vidas no siempre están enfocadas hacia actuar por amor y temor de El Eterno.
El pueblo de Yisrael, rayando los límites de la impaciencia, pidió a Aharon que hiciera dioses para ir delante de todos. Después de tantas señales visibles de parte de El Eterno, Bendito sea, se estaba optando por probar la inmediatez del placer de los sentidos naturales en lugar de esperar pacientemente los designios del Santo de los santos.
Y ello no es muy diferente hoy en día. El ser humano por naturaleza pretende por lo general obtener prontos resultados a sus deseos, sin esperar cómo se muestra la Manifestación de El Eterno en cuanto a aquello que realmente necesita; porque una cosa es lo que deseamos y otra bien diferente lo que necesitamos, que es lo que El Eterno quiere satisfacer.
Cuando nos centramos en la satisfacción de lo que deseamos, que muchas veces se trata de cuestiones accesorias y suntuarias, estamos permitiendo que nuestra mala inclinación crezca en nuestro interior, y por lo tanto nuestro nivel espiritual se vea bastante afectado por permitir que lo natural ocupe un lugar más importante que lo espiritual. Y es allí donde está la raíz de todos nuestros problemas, aunque no queramos aceptarlo.
Es de sabios esperar con paciencia; y es de necios precipitarse en el abismo de las soluciones fáciles y rápidas que en realidad son espejismos que no nos conducen a la Luz. Por ello, el incidente del jet haegel nos enseña que todo tiene un tiempo, como lo dijo Shlomoh hamelej, y por ello cuando creemos que las cosas deben suceder en el tiempo que nosotros hemos estipulado, estamos en el camino de llevar nuestra vida al borde del abismo, si no a saltarlo y a caer en él sin retorno.
El ejemplo de conducta a seguir no es, pues, el de la mayoría que quiso ver una figura que le guiara; más bien es el de los hijos de Levi, quienes reaccionaron inmediatamente después de que Mosheh Rabenu hiciera la pregunta sobre quién estaría por El Eterno. No fue gratuito entonces que HaShem, Baruj Hu, decidiera asignar como kohanim a los hijos de Levi, pues su mayor qedushah los habilitaba para las tareas de servicio.
De aquí vemos una constructiva lección en la que se nos está mostrando cuál es el camino correcto, aunque quizá nos pueda parecer que no es el mejor. Esta óptica corresponde al “alma animal” mas no al “alma divina”, pues para aquella lo material es lo que se ve, y por lo tanto lo más práctico es aprovecharlo; sin embargo, para el “alma divina”, que es la que realmente debemos hacer crecer, ello no es más que algo pasajero.
Entonces, debemos ser lo suficientemente “osados” para decidirnos estar del lado de El Eterno, Bendito sea; y ello exige una alta cuota de compromiso con la Torah, y de ahí que no necesariamente ello sea fácil, teniendo en cuenta que la actual situación del mundo no nos hará fáciles las cosas; pero el reto, al ser planteado, es porque podemos lograrlo, y al final veremos que todo esfuerzo en esa dirección efectivamente sí vale la pena.
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