Tsav
(Vayiqra
6:1-8:36)
Haftara:
Yirmeyahu 7:21-8:3; 9:22-23
¿Por qué no
nos conviene comer sangre?
En esta parasha hay una singular prohibición
que es uno de los más grandes distintivos de nuestro pueblo: No comer sangre. Y
por supuesto, literalmente esto no requiere ninguna explicación; simplemente no
podemos comer alimentos con sangre. Pero, ¿significa algo más?
En Vayiqra 17:11 está escrito: “Porque la vida
de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el
altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona.”
En realidad esta es una traducción de “el nefesh
de la carne está en la sangre…” Y vemos que la sangre es la que sustenta el nefesh, de donde vemos que el nefesh está involucrado en la expiación
de una persona.
La expiación tiene que ver con el pago de
nuestra deuda ocasionada por nuestros pecados. Y si la sangre cubre las faltas
cometidas, ello implica que la contaminación ocasionada por nuestras
iniquidades es puesta en la sangre que expía. Esto nos hace ver que, por lo
tanto, el consumo de sangre es el consumo de muerte, cuya ingestión sólo hace
de nosotros personas que “se identifican” con ella.
Pero El Eterno lo que quiere es darnos vida, y
la sangre, para los efectos del pecado, representa la muerte que merecemos por
el pecado que hemos cometido. Aunque, paradójicamente, siendo por medio de ella
que alcanzamos el perdón, no podemos consumirla.
De aquí que entonces sea cada vez más urgente
velar por que el consumo de alimentos se haga en la vía de lo dispuesto por la
Torah de Vida. Al comer kosher
estamos alimentando el nefesh, que es
sustentado por la sangre, y de esta forma alimentaremos correctamente los demás
niveles de nuestra alma. Y esto no sólo nos evitará males físicos en nuestro
cuerpo, sino que nos enseñará a actuar no según nuestra voluntad, sino según
los designios del Santo, Bendito sea.
Es interesante que la palabra dam, sangre, tenga un valor de 44, que
equivale a ocho, que justamente es el valor de la letra jet, con la cual se
escribe “vida” y que, dicho sea de paso, apunta hacia la perfección del Olam
Haba. Interesante también es que “Adam” tiene un valor de 45, pues consiste en
una alef
colocada antes de dam, que es sangre;
y este valor equivale a nueve, que es el de la letra tet, con la cual se
escribe “bueno”. Esto significa que es buena la creación del hombre, que tiene
la sangre puesta por el Creador.
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