domingo, 15 de enero de 2023

HAFTARA DE LA PARASHA 14-VAERA

 

Haftara Vaera

(Shemot 6:2 – 9:35)

Haftara: Yejezqel 28:25-29:21


La mejor garantía de éxito

 Esta parasha tiene un pasaje singular en toda la Escritura, y es la manifestación del Nombre Inefable de El Eterno al pueblo de Yisrael, por medio de Mosheh. Anteriormente nuestros ancestros tuvieron una muy íntima relación con HaShem, Baruj Hu, y ello les valió ser recordados permanentemente en el seno de nuestro pueblo. Sin embargo, el especial énfasis del texto “mas en mi Nombre Inefable no me di a conocer a ellos” nos revela que aquel momento en la vida de Yisrael era el preludio de un suceso extraordinario en la historia de la humanidad.

 ¿Por qué revelar el Nombre en las circunstancias que nos presenta la Torah? El pueblo de Yisrael estaba necesitado de señales para creer en una redención de la esclavitud, pues la opresión había durado mucho tiempo y ya era prácticamente insoportable. No existía la paz que fue característica de la época de los patriarcas, y por lo tanto la Manifestación de El Eterno no iba a ser igual que antes. Es cuando surge la gran esperanza, hecha realidad con la presencia del Amo del Universo involucrándose a nuestro favor.

 Tras el surgimiento de Mosheh, quien sería el escogido para guiar al pueblo en su travesía, se habían dado varias circunstancias que indicaban que el tiempo para la salida había llegado: El colmo de la maldad de los habitantes de Kenaan, la consolidación de Yisrael como pueblo y la subyugación a la que fue sometido. Eran tiempos diferentes, en los que el cumplimiento de las promesas de El Eterno se daría con grandes manifestaciones que dejarían muy claro que es Él y nadie más Quien maneja los hilos del Universo y que Sus designios se cumplen siempre.

 Y las bendiciones habrían de llegar, porque estaban basadas en la palabra que El Eterno transmitió a Mosheh y todo Yisrael. Es importante comentar que la referencia que tenía nuestro pueblo en cuanto al Poder de El Eterno era Su relación con nuestros padres, pero ello no se había dado mediante “mano fuerte”, sino con la prosperidad y protección que Él les brindó en su tiempo. Pero fue suficiente, pues el pueblo creyó y eso fue la base para que pudieran ser testigos de lo que habría de venir.

 Es precisamente esta fe que el pueblo depositó en las palabras de El Eterno dadas por medio de Mosheh la que coadyuvó para que su salida de Mitsrayim fuera “exitosa”, pues los israelitas cargaron consigo un gran botín, poniendo sus ojos en la tierra en la que ya no habría más esclavitud sino abundancia y prosperidad.

 ¿A dónde nos conduce todo esto? Al hecho de que el bienestar de Yisrael fue la retribución de El Eterno a su confianza en Él. Si bien es cierto que nuestro pueblo fue oprimido durante mucho tiempo, no había llegado el momento determinado por El Santo para rescatarlo; pero cuando se dieron las cosas, quienes estuvieron en contra nuestra tuvieron su pago. Creer las palabras de El Eterno, de manera similar a lo que sucedió con Avraham Avinu[1], también fueron contadas por tsedaqah, esto es, el pueblo hizo justicia al depositar su confianza en el Santo de los santos.

 De aquí aprendemos cosas interesantes, que nos sirven para mantener viva nuestra confianza en El Eterno, Bendito sea:

 Y  Para avivar la fe de Su pueblo en todas las épocas El Eterno ha dado algunas pruebas explícitas de que Su Fidelidad no cambia y que está siempre presto a estar al lado de quienes Le siguen y Le temen. Avraham, por ejemplo, salió a una tierra desconocida para él, pero El Eterno le hizo promesas que fue cumpliendo progresivamente, con lo cual nuestro ancestro no dudó ni un instante en apoyarse enteramente en Él. Nosotros somos testigos de milagros día a día, en los que la Majestad de El Eterno se muestra como “garantía” de que Su Palabra tiene fiel cumplimiento; ello debería ser suficiente para cumplir con nuestra misión a pesar de las adversidades que no faltan en nuestra vida. Y si El Eterno pudo hacer tan grandes cosas por nuestros antepasados, obviamente es capaz de hacer las cosas pequeñas por nosotros.[2]

Y  La maldad siempre es compensada justamente[3], de manera que no debemos temer por causa de quienes se oponen en nuestro camino hacia la Luz; tanto en la época de nuestros antepasados como hoy en día podemos sentir la dura oposición que sufre nuestro pueblo; pero siempre existe la esperanza de llegar a la meta. Avraham no vio el pleno cumplimiento de las promesas, pero nunca dudó que se cumplieran todas; Mosheh pudo ver la tierra a la que el pueblo entraría, y Yehoshua sí pudo entrar a ella, probando de esta forma que la Palabra de HaShem se cumple todo el tiempo.

Y  El hecho de que El Eterno haya revelado Su Nombre Inefable a Mosheh y todo Yisrael nos permite asegurar que tal acción sea extensiva para nosotros[4], lo que nos indica que como pueblo somos herederos de las mismas bendiciones que la primera generación.

 Por tanto, la revelación del Nombre Santo de HaShem, Baruj Hu, nos enseña que El Mismo que llevó a la victoria a nuestro pueblo también lo hará con nosotros, a quienes también nos ha sido dado[5]; y por ello todo lo que emprendamos en aras de la santificación del Nombre seguramente tendrá éxito, que no es otra cosa que llegar a la meta de la mano de Sus decretos, esto es, la Torah.

 Entonces el éxito no depende en realidad de nosotros sino de El Eterno mismo, Quien provee todo lo necesario para que a Sus hijos les vaya bien[6]. Y el hecho de que dispongamos de la revelación del Nombre desde el tiempo de nuestros antepasados, nos permite ver que todo Su Gran Poder “está a nuestra disposición” para obtener el éxito; y para ello, además de creer, debemos actuar en la dirección correcta. De hecho, somos quizá la generación más privilegiada de todas las épocas.

[1] Ver Bereshit 15:6.

[2] Naturalmente entendemos que HaQadosh, Baruj Hu, lo puede todo, y además sin ninguna clase de esfuerzo; esta forma de expresar las cosas tiene el propósito de que entendamos de una forma sencilla que Él también está a nuestro lado.

[3] Ver Tehilim 1:4-6.

[4] ¿Por qué? Una explicación es que por el hecho de que Su Nombre Santo está en la Torah, que concibió para Su pueblo. Y el que ello sea “público” significa en cierta forma que está a nuestro alcance.

[5] Si bien es cierto que la pronunciación exacta del Nombre es aún un misterio, sí sabemos cual es su conformación.

[6] Ver Yehoshua 1:8, Tehilim 1:1-3.

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