Haftara:
Shmuel Alef 11:14-12:22
Humildad y
justicia van juntas
Cuando Mosheh supo sobre la actitud de Qoraj
lo primero que hizo fue postrarse; no emprendió ninguna acción contra sus
contradictores, sino que más bien optó por dejar el asunto en manos de El
Eterno, Quien le reveló cómo se aclararía todo el asunto.
De esta primera “escena” es mucho lo que podemos aprender para nuestra vida, en
especial lo que tiene que ver con el manejo del ego, que siempre es y será
nuestro principal adversario en nuestra diaria lucha.
¿Cómo es esto? Fácilmente se podría pensar que
Mosheh “tenía la suficiente autoridad” como para reprender aún públicamente a
Qoraj y sus acompañantes. De hecho en realidad sí la tenía, pero el camino que
escogió fue postrarse. ¿Es esto acaso alguna señal de debilidad o de temor a
los hombres? Absolutamente no. Por el contrario, Mosheh Rabenu demostró una vez
más por qué El Eterno lo escogió para guiar a nuestro pueblo en su travesía por
el desierto.
Mosheh no reaccionó negativamente; él entendió
que todos los asuntos de su pueblo estaban en la práctica en manos de El
Eterno, y por ello no se molestó en reclamar nada a su favor; sólo se limitó a
decir cómo habría de manifestarse la justicia celestial. Él tenía claro que los
designios de Yisrael no podían ser torcidos a voluntad por parte de los
hombres.
Semejante comportamiento, tan digno de un tsadiq como lo era Mosheh, quizá no es
fácil de imitar cuando, especialmente en público, nuestro honor se puede ver
comprometido. Pero es necesario que entendamos que lo que importa en últimas no
es nuestro propio honor sino el de El Eterno, Bendito sea, puesto que es de
esta forma como la Voluntad Celestial se manifiesta en recompensas a nuestro favor,
que muchas veces se convierten en exaltaciones en público sin que las estemos
buscando.
Y al dar este gran paso, necesariamente fluye
la Justicia Celestial, que no permite que ninguno de los B’nei Yisrael sea puesto en vergüenza, mucho menos públicamente.
¿Para qué entonces luchamos tantas veces por defender nuestro honor en forma
egocéntrica? ¿Acaso no tenemos quién nos defienda? ¿Dónde está nuestra fe que
supuestamente declaramos? Es necesario que de la actitud de Mosheh aprendamos
que lo prioritario en nuestras vidas sea someter todo a la directriz celestial,
de manera que la verdadera justicia resplandezca en cada uno de nosotros y sea
la imagen del Todopoderoso la que brille en nuestro ser, de manera que los
demás pueblos quieran “eso que está en nosotros”, y por tanto quieran asirse a
nuestro talit.
Entonces, como buena lección que nos quede de
este interesante pasaje, vale la pena que minimicemos nuestras reacciones, de
manera que actuemos de forma tal que cada vez más acrecentemos nuestra actitud
proactiva, en lugar de hacerle el juego al yetser
hara, que nos impulsa a actuar reactivamente. Y ya hemos visto que esto nos
lleva a camino de muerte.
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