sábado, 25 de febrero de 2023

HAFTARA DE LA PARASHA 20


 Haftará: 1 Reyes 5:12 (26 heb.) – 6:13


“Santidad a El Eterno”

 En el Sefer Shemot, después de que El Eterno libera a Su pueblo de la esclavitud de Mitsrayim, vemos que Él hace una especial declaración, y es que Yisrael será un pueblo de sacerdotes y nación santa. Lo que significa que el tema de la santidad es para todos y cada uno de sus hijos.

 No obstante, en la cinta que levaba el Kohen Gadol en su cabeza debía estar grabada en oro la leyenda “Santidad a El Eterno”. ¿Cuál es la razón?

 En realidad debemos entender que el rol del Kohen Gadol debía revestirse de una muy especial santidad, a un nivel superior que la del pueblo, pues su servicio era muy importante; tanto, que él estaba entre El Eterno y qahal Yisrael. Era la persona que entraba al qodesh qodqshim una vez al año; de manera que su vida debía estar siempre ocupada de la santidad que requería su servicio.

 En el caso nuestro, al haber sido declarados como pueblo de sacerdotes y gente santa, tenemos una responsabilidad enorme: ser luz a las demás naciones. Y ello no se logra con efectos materiales, ni con fama, ni lugares de eminencia entre los hombres. Más bien es con nuestro camino de santidad, que debe estar lleno de obediencia fiel a los designios celestiales.

 Por tanto, sin lugar a dudas podemos afirmar que cada uno de nosotros debe tener en mente la santidad a El Eterno, porque ello es Su Voluntad. Nuestra mente, figura de la cinta en la cabeza de Aharon, debe estar plena de la pureza de la Luz Celestial, pues de allí es de donde parten todos los deseos de nuestro ser[1].

 Cada uno de nosotros es sacerdote de su propia vida y ello nos debe llevar a reflexionar sobre la imperante necesidad de actuar como realmente lo hace un sacerdote que obedece fielmente las demandas celestiales. Es de esta forma que podremos alcanzar las moradas eternas para estar siempre al lado del Creador.

 Santidad no es sólo una vida de rezos, ni de cumplimiento legalista de las mitsvot; ello supone que todo nuestro ser esté dispuesto a mostrar nuestra semejanza con El Todopoderoso, pues fue con Su semejanza como fuimos creados. Y tal cosa implica no sólo el amor hacia HaShem, Baruj Hu, sino el amor hacia el prójimo, para que nuestra labor en esta edad presente sí revele que somos sacerdotes que hacen su labor entre El Eterno y los demás hombres.

 “Santidad a El Eterno” se convierte entonces en nuestra impronta, que es la marca de quienes hemos decidido la única alternativa posible para que El Eterno considere que nuestra habitación estará junto a Él en la eternidad.

[1] Aunque es del corazón donde están las emociones, es bueno decir que para escalar cada vez mayores niveles de santidad, el corazón debería estar sometido a la mente, de manera que todo lo que él siente sea “motivado” por lo que reside en nuestra mente.

sábado, 18 de febrero de 2023

HAFTARA DE LA PARASHA 19- TERUMA

 

Teruma

(Shemot 25:1-27:19)

Haftara: Melajim Alef 5:26-6:13 (5:12-6:13)

 Oro, plata y cobre

 Estos tres metales son mencionados insistentemente en esta parasha, con motivo de la elaboración del Mishkan y todos sus utensilios. Si El Eterno demandó estos materiales es porque el pueblo tenía suficiente cantidad de éstos para efectuar tan especial tarea. Y podríamos preguntar: ¿Por qué El Eterno demanda semejante cosa? ¿Acaso Él necesita algo de nosotros? ¿Se deleita Él con materiales finos? ¿No es por cierto todo suyo?

 Para responder estas preguntas es necesario remontarnos a un tiempo atrás. Sin embargo, antes de comenzar, digamos que si hemos de calcular todo el material que había de ser utilizado, la cantidad era realmente enorme. Para llegar a este punto veamos cómo fue el proceso:

 Y  Yosef fue el preferido de Yaäqov; el que fuera el primer hijo de su amada le daba motivos suficientes para preferirlo; además su carácter muy probablemente era del gusto de su padre.

Y  Yosef fue aborrecido por sus hermanos; la preferencia de Yaäqov hacia Yosef desencadenó en un odio manifiesto por parte de sus hermanos, quienes no lo veían con buenos ojos.

Y  Yosef es enviado por su padre para ver cómo estaban sus hermanos; esta oportunidad fue aprovechada por sus hermanos para maquinar la forma de deshacerse de él.

Y  Yosef es vendido; ya que no quisieron derramar sangre, sus hermanos vieron como la mejor opción su venta. Por supuesto, ellos no tenían ni la más mínima idea de que todo lo que estaba sucediendo estaba “programado” desde lo alto.

Y  Yosef llega a Mitsrayim; allí es puesto como esclavo, papel que le sirvió para fortalecer el carácter, con el fin de que siempre se mantuviera humilde. Pero también porque Mitsrayim sería después el país donde crecería Yisrael.

Y  Yosef es sometido a tentación por parte de la esposa de su amo; él resistió tal prueba, pero fue encarcelado; esto serviría para tener contacto con el copero y el panadero del rey.

Y  Yosef interpreta los sueños del copero y el panadero; aunque permaneció preso dos años más por causa de dos palabras dichas incorrectamente, esto sirvió para que el copero se refiriera a él como quien podría interpretar sueños.

Y  Yosef interpreta los sueños de Far’öh; esto sirvió para exaltar al Santo de los santos y para que Far’öh se diera cuenta que no había alguien más adecuado que Yosef para administrar las cosas durante los años de escasez.

Y  Yosef es puesto sobre todo Mitsrayim; esto sucedió para administrar la provisión de alimentos durante la fuerte hambruna que afectó al mundo conocido de entonces, y en el que Mitsrayim era la única nación que disponía de comida.

Y  Todo el mundo de entonces acude a Mitsrayim por comida; esto sirvió para que Mitsrayim acumulara muchísimas riquezas, que serían utilizadas después por Yisrael.

Y  El hambre afecta a Kenaan; allí estaba Yaäqov con su familia y, al ver que el hambre era muy fuerte y a sabiendas de que en Mitsrayim había comida, no duda en decirle a sus hijos que bajen allí por provisión.

Y  Los hermanos de Yosef bajan a Mitsrayim por provisión; esto sirvió para que Yosef les reconociera y comenzara a idear un plan para hacer bajar a toda su familia para que estuviera a salvo del hambre.

Y  Shimon queda preso como garantía; esto tenía el objetivo de ver a Binyamin por parte de Yosef y éste darse a conocer.

Y  Yaäqov accede a que Binyamin baje a Mitsrayim; de esta manera Yosef se da a conocer a sus hermanos, quienes le cuentan a su padre sobre este suceso, para que vaya a Mitsrayim.

Y  Yaäqov se encuentra con Yosef; este encuentro marcó el comienzo de nuestra nación en Mitsrayim; Far’öh le da las mejores tiendas a Yisrael y su familia.

Y  Muere aquella generación y surge otro rey que no conocía a Yosef; esto sirvió para que el pueblo fuera esclavizado y tornara sus ojos hacia El Eterno.

Y  Nace Mosheh y es salvado por la hija de Far’öh; esto sirvió para que surgiera el caudillo de Yisrael para salir de Mitsrayim.

Y  Mosheh debe salir de Mitsrayim e ir a Midian; con ello Mosheh aprendió el oficio de pastor que tanto le serviría para guiar a nuestro pueblo por el desierto.

Y  El Eterno le habla a Mosheh desde la zarza; esta fue la comisión que debía cumplir como el gran líder de nuestro pueblo. El Eterno le dice que el pueblo saldrá con gran riqueza. Había llegado el colmo de la iniquidad de los habitantes de Kenaan y el final de la esclavitud de nuestro pueblo en Mitsrayim.

Y  Mosheh enfrenta a Far’öh, con resultados adversos; esto sirvió para que Far’öh endureciera su corazón y en medio de su desgracia le diera la gloria a El Eterno.

Y  Mueren los primogénitos de Mitsrayim; por causa de este evento Far’öh decide dejar ir a nuestro pueblo.

Y  El Eterno ordena que nuestro pueblo pida a los egipcios todo tipo de joyas y los egipcios se las dan; lo único que los egipcios querían era no seguir al lado de los israelitas, pues sus desgracias podrían aumentar y lo mejor era que se fueran satisfechos, por lo que no dudan en darles joyas en abundancia.

Y  Nuestro pueblo sale de Mitsrayim; finalmente la libertad fue un hecho y Mosheh fue nuestro guía.

Y  Los egipcios persiguen a Yisrael; después de haber sufrido tantas pérdidas, el pueblo egipcio recapacita y trata de capturar a los israelitas.

Y  Nuestro pueblo atraviesa Yam Suf; la gran demostración de El Eterno le mostró a Mitsrayim y también a Yisrael Quién es el Amo del Universo y a Quién debemos someternos.

Y  Yisrael recibe la Torah en Sinay; el objetivo es que Yisrael sea un pueblo consagrado a El Eterno y por lo tanto la Torah servirá siempre para recordar nuestras obligaciones.

Y  Se estableció la ofrenda como una mitsvah, con el fin de construir el Mishkan; El Eterno pide ofrenda con el fin de que sea construido el sitio desde el cual Él mostrará Su Gloria y que será un símbolo de Su Presencia entre Su pueblo.

Y  El pueblo da ofrenda abundante de la abundancia que recibió de los egipcios; con estos materiales sería construido el Mishkan y sus utensilios.

 Finalmente llegamos al clímax de todo el proceso. Una larga historia para llegar a este momento; El Eterno quiso probar la voluntad del pueblo para dar ofrenda, pero así mismo quería que Su pueblo tuviera la certeza de que Su Presencia le acompañaría siempre; y como si esto fuera poco, el Mishkan mostraría verdades que anticipaban eventos futuros, muy especialmente el advenimiento del Mashiaj.

 En este lugar central de la generación del desierto El Eterno enseñaría las “reglas de etiqueta” para estar ante Su Presencia, y de ahí que todo lo vivido por Yisrael hubiera valido la pena. Una larga historia llena de bendiciones y situaciones adversas, cuyo propósito era ser conscientes de la capital importancia que reviste el servicio al Amo del Universo, y actuar en esa dirección para ser luz a las demás naciones, que no conocieron tan vívidamente el proceso que fue propio de nuestro noble pueblo.

 Todo esto debe dejarnos importantes lecciones, que nos deben llevar a convertir nuestra vida misma en “ofrenda agradable”. El buen cuidado que tuvo El Eterno, a pesar de todas las circunstancias que ocurrieron, de formar un pueblo para Su deleite y ser su “representante” en este mundo, deben hacernos reflexionar sobre lo que hemos de dar al Santo de los santos como retribución por habernos escogido sin ningún merecimiento de nuestra parte.

 Tengamos en cuenta que todo lo ocurrido no tiene nada que ver con agregarle algo a El Eterno, pues esto es físicamente imposible, sino que más bien son eventos que han sucedido para el beneficio de Yisrael, de la cual formamos parte. Si esto es claro para nosotros, entonces nuestra dirección no puede ser otra que la total obediencia y sumisión como verdaderos siervos que anhelan cumplir lo que su amo establece, sin ninguna objeción. Cada momento de nuestra vida que dediquemos a HaShem es un momento que valió la pena ser vivido. Para esto fuimos concebidos.

 

sábado, 11 de febrero de 2023

HAFTARA DE LA PARASHA 18

 

Mishpatim

(Shemot 21:1 - 24:18)

Haftara: Yirmeyahu 34:8-22; 33:25-26


Esta parasha contiene varios textos que nos enseñan algo en común, que es la prohibición del hurto en cualquiera de sus formas[1]; veamos cuales son:

 Asimismo el que robare una persona y la vendiere, o si fuere hallada en sus manos, morirá.[2]

Cuando alguno hurtare buey u oveja, y lo degollare o vendiere, por aquel buey pagará cinco bueyes, y por aquella oveja cuatro ovejas. Si el ladrón fuere hallado forzando una casa, y fuere herido y muriere, el que lo hirió no será culpado de su muerte. Pero si fuere de día, el autor de la muerte será reo de homicidio. El ladrón hará completa restitución; si no tuviere con qué, será vendido por su hurto. Si fuere hallado con el hurto en la mano, vivo, sea buey o asno u oveja, pagará el doble. Si alguno hiciere pastar en campo o viña, y metiere su bestia en campo de otro, de lo mejor de su campo y de lo mejor de su viña pagará.[3]

Cuando alguno diere a su prójimo plata o alhajas a guardar, y fuere hurtado de la casa de aquel hombre, si el ladrón fuere hallado, pagará el doble. Si el ladrón no fuere hallado, entonces el dueño de la casa será presentado a los jueces, para que se vea si ha metido su mano en los bienes de su prójimo. En toda clase de fraude, sobre buey, sobre asno, sobre oveja, sobre vestido, sobre toda cosa perdida, cuando alguno dijere: Esto es mío, la causa de ambos vendrá delante de los jueces; y el que los jueces condenaren, pagará el doble a su prójimo.[4]

Si alguno engañare a una doncella que no fuere desposada, y durmiere con ella, deberá dotarla y tomarla por mujer.[5]

Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura. Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a la puesta del sol se lo devolverás. Porque sólo eso es su cubierta, es su vestido para cubrir su cuerpo. ¿En qué dormirá? Y cuando él clamare a mí, yo le oiré, porque soy misericordioso.[6]

No demorarás la primicia de tu cosecha ni de tu lagar. Me darás el primogénito de tus hijos. Lo mismo harás con el de tu buey y de tu oveja; siete días estará con su madre, y al octavo día me lo darás.”[7]

“No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso.”[8]

No pervertirás el derecho de tu mendigo en su pleito.”[9]

“Seis años sembrarás tu tierra, y recogerás su cosecha; mas el séptimo año la dejarás libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las bestias del campo; así harás con tu viña y con tu olivar.”[10]

“Y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías. También la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores, que hubieres sembrado en el campo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando hayas recogido los frutos de tus labores del campo. Tres veces en el año se presentará todo varón delante de El Eterno el Señor.”[11]

 Hemos citado estos textos con un doble propósito: El primero es mostrar la gravedad que reviste el robo, pues de varias formas El Eterno nos está insistiendo sobre los problemas que material y espiritualmente nos puede acarrear, y un segundo que consiste en tratar de estudiar lo que entraña el robo, para que siempre desistamos de entrar a esta práctica abominable.

 Aquí son citadas varias formas de robo, que puede ser definido como la acción de tomar por la fuerza lo que no nos pertenece; y lo podemos ver de diferentes formas, en varias de las cuales muchas personas lamentablemente se “especializan”, pues cuando actúan conscientemente en realidad están cometiendo lo que se conoce como “hurto calificado”[12]:

 Y  El secuestro; esta es una gravísima forma de hurto, porque se está privando a una persona de uno de sus bienes más preciados, que es la libertad; de hecho su castigo es la muerte. Esta acción es tan despreciable, que lo que está queriendo demostrar espiritualmente es que se está a la altura de El Eterno, jas veshalom. Es Él el Único que tiene potestad sobre nuestra vida y sólo Él puede disponer de ella cuando así lo estime conveniente, y el secuestro lo demuestra, sólo que en forma indebida y vil. Este delito pretende apagar un alma, hacerla insignificante y, en últimas, asesinarla; de ahí que el castigo que conlleva es la muerte.

Y  El robo de posesiones materiales; aunque no es directamente contra la integridad física, de todas maneras cada posesión de una persona en cierta forma es parte de su alma, pues lo que nos ha sido concedido materialmente de alguna manera está ligado a las regiones celestes; cada cosa que poseemos “encaja” en nuestro ser y por ello su “retiro intempestivo o forzoso” ocasiona que “algo” se vaya de nosotros.[13]

Y  El robo de elementos “intangibles”; aquí están incluidos por ejemplo el robo de tiempo (por ejemplo hacer esperar más de la cuenta a alguien, o usurpar un puesto en una fila dentro de un banco o un medio de transporte) y el robo de sueño (despertar intempestivamente sin necesidad a alguien); además de una visible falta de respeto, se está atentando contra derechos básicos de las demás personas. Espiritualmente el comentario es muy similar al anterior.

Y  El robo moral; éste se da especialmente en el pecado de lashon hara, es de características nocivas que van en contra la esencia del alma de una persona, pues en el común de los casos acarrea vergüenza que no puede ser restaurada. El chisme y el falso testimonio en un juicio pueden causar daños irreparables, y de ahí que sea una falta mayúscula. Si hemos de ahondar en significados más ocultos, hemos de ver que en este caso se está atentando contra la neshamah, impidiéndole elevarse a las alturas celestiales a las que podría llegar (aunque de todas maneras El Eterno es Misericordioso con los caídos y los débiles); esta falta es la usurpación voluntaria de las funciones que El Eterno ha asignado a Sus siervos, lo cual implica a su vez defraudar a El Eterno mismo, esto es, robarle.

 Como vemos, la retribución que merece el robo es en extremo onerosa, y quien insiste en una forma de vida basada en él al final tendrá su paga. Pero más allá del temor que pudiera causar el castigo merecido por la falta, es necesario que nos demos cuenta que esta falta trastorna el orden perfecto que fue establecido desde el principio, pues “cambia las cosas de lugar”. Esto también atenta contra la Unidad del Nombre Sagrado, pues reniega de los Atributos de Bore Olam, en una forma tal que requiere una gran restitución; ¿de qué manera?

 Cualquier pecado, y en especial los que atentan contra la dignidad del ser humano, realmente deshonran el Nombre de El Eterno, porque todos somos creados con Su imagen y semejanza, y al pecar estamos en cierta forma afirmando que la imagen de la cual fuimos creados es una de pecado y maldad, jas veshalom. Entonces, toda clase de robo, por más sutil que parezca, es muy grave.



[1] Entendiéndose por hurto la “enajenación” forzada de un bien de alguien.

[2] Shemot 21:16.

[3] Shemot 22:1-5.

[4] Shemot 22:7-9.

[5] Shemot 22:16.

[6] Shemot 22:25-27.

[7] Shemot 22:29-30.

[8] Shemot 23:1.

[9] Shemot 23:6.

[10] Shemot 23:10-11.

[11] Shemot 23:15-17.

[12] Consiste en un robo que supera cierta cuantía; si “tasáramos” el valor del honor de una persona estaríamos hablando de valores sencillamente incalculables. También existe el robo “agravado”, que se comete con alguna clase de arma, lo cual aplica también a la explicación que vamos a estudiar.

[13] En ninguna manera queremos decir que debemos apegarnos a las cosas materiales; lo que estamos diciendo es simbólico, ya que de hecho sí entraña verdades espirituales. Pero tampoco con esto estamos tratando de motivar a despreciar lo que El Eterno mismo nos ha prodigado para nuestro bienestar.

sábado, 4 de febrero de 2023

HAFTARA DE LA PARASHA 17 YITRO

 

Yitro

(Shemot 18:1 - 20:23)

Haftara: Sefardi (Yeshayahu 6:1-6:13)

Ashkenazi (Yeshayahu 6:1-7:6; 9:5-9:6)

“Todo lo que El Eterno ha dicho, haremos”[1]

 Esta es una frase que el pueblo unánimemente pronunció después que Mosheh expone las palabras de El Eterno, en torno al hecho de que Yisrael sería Su especial tesoro si guardaba Sus mitsvot. Y si nos detenemos a observar la conducta de nuestro pueblo justamente antes de Matan Torah, podríamos decir que todo iba a ser cumplido según esas palabras.

 Sin embargo, como estudiaremos en las siguientes parashot, bien lejos estuvo Yisrael de estar a la altura de las expectativas celestiales, pues muy pronto pervirtió su camino, y no fue merecedora de entrar a la Tierra Prometida, al menos la primera generación. Podríamos preguntarnos entonces: ¿Cómo es posible que tan pronto el pueblo hubiera cambiado su dirección hacia la Luz por una que conduce a la muerte?

 Es aquí donde debemos hacer una reflexión en torno a las palabras que pronunciamos, pues ellas pueden estar influidas por emociones que muchas veces son puramente carnales, y por ello el resultado final no es precisamente el que hubiéramos deseado, ya que no corresponden con las intenciones verdaderas de nuestro ser, que son las de un bienestar espiritual y material, en los términos de El Eterno.

 Sufrir penurias materiales en el desierto, y desde bien temprano por cierto, fue suficiente para recordar la “provisión” de Mitsrayim, que en su momento se juzgó mejor que estar en aquella travesía en la que no se tenía clara idea del rumbo a seguir, salvo por Mosheh y quienes jamás dudaron de las promesas del Santo, Bendito sea. El pueblo quiso en ese momento someter su neshamah a su ruaj y éste a su nefesh; en otras palabras, su vida espiritual estaba siendo conducida justamente al revés de cómo debe ser para alcanzar una mayor estatura espiritual, que es lo que finalmente importa.

 Las reacciones que llevaron a ello fueron motivadas por el ansia de poner en primer lugar lo “urgente” sobre lo “importante”. Por supuesto que el alimento era necesario, pero no como para recordar lo que fue recibido de Mitsrayim; El Eterno tenía unos planes mejores en gran manera, y estaba probando a Su pueblo para ver cómo manejaba sus prioridades, pero ante todo su confianza en Él, lo que se traducía en paciencia y obediencia.

 De ahí que pronto comenzaran los problemas, pues la actitud de nuestro pueblo no fue aprobada por El Eterno, Bendito sea. Y todo porque el deseo de satisfacer lo inmediato, sin mirar hacia el futuro, nubló, por así decirlo, el entendimiento de nuestro pueblo.

 ¿Qué nos mueve a cumplir una mitsvah? “De dientes para afuera” la respuesta puede ser muy parecida en todos los casos: Agradar a El Eterno, obedecerLe, lograr una vida de mayor santidad (o crecer a una mayor estatura espiritual), y no en pocos casos “porque así lo dice la halaja”; sin embargo, ¿realmente estamos actuando basados con la fuerte convicción de que además de ser eso lo mejor para nuestra vida, es el único camino viable para ir hacia la Luz?

 Cuando en lo más profundo de nuestro ser es el amor y el temor al Creador lo que nos mueve a obedecer, entonces hemos logrado quizá una de nuestras mayores metas, que es estar alineados con Él y caminar por la senda que de seguro nos llevará a ser uno con Él eternamente. Pero si existe otra motivación diferente, entonces es bastante probable que nuestras prioridades no estén en orden, y veamos por qué.

 Si nuestra máxima prioridad es El Eterno, no importa que las fuerzas externas del mundo nos critiquen o nos traten de hacer ver como “pasados de moda”, pues en últimas todo lo que el mundo persigue, que son sus deseos materiales (que entre otras cosas normalmente sólo sirven para inflar el ego de las personas) un día no existirán más. Son muy oportunas las palabras del shaliaj Yojanan cuando nos dice: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Elohim permanece para siempre.”[2]

 Si nuestra voluntad es la obediencia a El Eterno, no dudemos en actuar en consecuencia. El mundo no nos llevará jamás a transitar la puerta angosta, porque es “difícil”, sino por la puerta ancha que lleva posiblemente al deleite material, pero haciendo a un lado a HaShem, Baruj Hu, lo que es idolatría.

 Por todo lo comentado, cabría entonces preguntarnos: ¿Estamos seguros de querer hacer la Voluntad de El Eterno o desde ya consideramos la posibilidad de levantar clamor para que Él satisfaga nuestras demandas materiales? ¿Estamos dispuestos a hacer “todo lo que El Eterno diga” independientemente del precio que tengamos que pagar? En últimas, ¿a quién queremos agradar?[3]



[1] Shemot 19:8.

[2] 1 Yojanan 2:15-17.

[3] Quizá la mejor manera de plantear este último interrogante es mediante las palabras del shaliaj Shaul: “Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Elohim? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo del Mashiaj.” (Gálatas 1:10)

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