Haftará:
Yirmiyahu
Jeremías
1:1 – 2:3-,3:4
Jornadas/Tribus
Nada
quedará impune para El Eterno
Nuestra parasha nos menciona cortamente que
Biläm murió por la espada de los B’nei
Yisrael. Aunque podemos afirmar que sus artimañas de alguna manera tuvieron
efecto sobre nuestro pueblo, y de ahí que su castigo no demorara, lo que le
sucedió a manos de Yisrael demuestra que la Justicia de El Eterno, bendito sea,
no es ficción ni hace oídos sordos al clamor de Sus hijos.
Este personaje, que pudo haber causado una
verdadera catástrofe a Yisrael, en compañía de Balaq, sólo pudo hacer, contra
su voluntad, lo que El eterno le permitió, de manera que todos sus planes
fueron totalmente frustrados. Fue tan importante este episodio en la historia de
nuestro noble pueblo, que uno de los diez recuerdos diarios que proclamamos en
la oración de la mañana es precisamente el intento que estos dos hombres
hicieron para destruir a Yisrael.
No es cosa de niños el tema de la salvación de
nuestra alma, y mucho menos ahora que el tiempo para que el plazo se cumpla sea
cada vez más corto. Y así como Biläm fue juzgado, no creamos que Yisrael no lo
será por causa de sus iniquidades, en especial porque ha sido el pueblo
escogido para llevar la luz a las naciones. Tenemos una responsabilidad no sólo
histórica, sino más bien espiritual y de gran compromiso con el Amo del
Universo, Quien puso sobre nuestros hombros la responsabilidad de ser un pueblo
sagrado a los ojos de las demás naciones.
Es cierto que toda obra tiene su recompensa,
pero también lo es que si hay teshuvah
con todo nuestro ser, muchos decretos en contra nuestra pueden ser revertidos.
Es esto tan cierto, que tuvo El Eterno misericordia al enviar a Su hijo para
expiar los pecados intencionales del pueblo, de manera que no quedara ningún
vestigio que pudiera condenarnos a la vergüenza perpetua.
La Justicia de El Eterno es para buenos y
malos; que Yisrael tenga privilegios innegables no le da derecho para “dormir
en los laureles”, puesto que “el alma que pecare, esa morirá”. Por tanto, es
esta una inmejorable oportunidad para que día a día recordemos nuestras faltas
y nos pongamos a cuenta con El eterno, de manera que podamos tener el “boleto”
asegurado para entrar a las moradas eternas que han sido preparadas de
antemano.
Yirmeyahu 1:1-3:
Las palabras de Yirmeyahu hijo de Jilqiyahu, de los
sacerdotes que estuvieron en Änatot, en tierra de Binyamin. Palabra de El
Eterno que le vino en los días de Ioshiyahu hijo de Amón, rey de Yehudah, en el
año decimotercero de su reinado. Le vino también en días de Yehoyaqim hijo de
Ioshiyahu, rey de Yehudah, hasta el fin del año undécimo de Tsidqiyahu hijo de
Ioshiyahu, rey de Yehudah, hasta la cautividad de Yerushalayim en el mes
quinto.”
Yirmeyahu
1:4-12: “Vino, pues, palabra
de El Eterno a mí, diciendo: Antes que te formase en el vientre te conocí, y
antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. Y yo dije:
¡Ah! ¡Señor Eterno! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. Y me dijo El
Eterno: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás
todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para
librarte, dice El Eterno. Y extendió El Eterno su mano y tocó mi boca, y me
dijo El Eterno: He aquí he puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he puesto
en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para
arruinar y para derribar, para edificar y para plantar. La palabra de El Eterno
vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Yirmeyahu? Y dije: Veo una vara de almendro.
Y me dijo El Eterno: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla
por obra.”
Yirmeyahu
1:13-16: “Vino a mí la palabra
de El Eterno por segunda vez, diciendo: ¿Qué ves tú? Y dije: Veo una olla que
hierve; y su faz está hacia el norte. Me dijo El Eterno: Del norte se soltará
el mal sobre todos los moradores de esta tierra. Porque he aquí que yo convoco
a todas las familias de los reinos del norte, dice El Eterno; y vendrán, y
pondrá cada uno su campamento a la entrada de las puertas de Yerushalayim, y
junto a todos sus muros en derredor, y contra todas las ciudades de Yehudah. Y
a causa de toda su maldad, proferiré mis juicios contra los que me dejaron, e
incensaron a dioses extraños, y la obra de sus manos adoraron.”
Yirmeyahu
1:17-19: “Tú, pues, ciñe tus
lomos, levántate, y háblales todo cuanto te mande; no temas delante de ellos,
para que no te haga yo quebrantar delante de ellos. Porque he aquí que yo te he
puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de hierro, y como muro
de bronce contra toda esta tierra, contra los reyes de Yehudah, sus príncipes,
sus sacerdotes, y el pueblo de la tierra. Y pelearán contra ti, pero no te
vencerán; porque yo estoy contigo, dice El Eterno, para librarte.”
Yirmeyahu
2:1-3: “Vino a mí palabra de
El Eterno, diciendo: Anda y clama a los oídos de Yerushalayim, diciendo: Así
dice El Eterno: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor
de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no
sembrada. Santo era Yisrael a El Eterno, primicias de sus nuevos frutos. Todos
los que le devoraban eran culpables; mal venía sobre ellos, dice El Eterno.”
Extirpar el mal
desde su raíz/MASEI
El Eterno ordenó a nuestro
pueblo que cuando entrara a la Tierra Prometida debía echar a sus moradores,
porque de lo contrario serían aguijones y espinas. Esto se parece al hecho de
extinguir un fuego, el cual, si no se ataca en su raíz, simplemente seguirá
causando daños considerables.
Para entrar a la Tierra
Prometida es necesario que no quede en nuestra vida ningún vestigio que pueda
atestiguar contra nosotros en cuanto a que hemos tenido que ver con las demás
naciones del mundo. Por eso hemos sido designados como pueblo escogido, pero
para enseñar a los demás pueblos a adquirir la luz del Todopoderoso. Nuestro
papel no se reduce simplemente a hacer algo de nuestro lado, sino en gran
manera hacia los demás.
Y quitar los moradores de la
tierra nos recuerda que dentro de nuestro ser hay muchos asuntos que deben ser
puestos en orden. Debemos quitar toda posible marca que nos señale después en
el juicio como obreros no aprobados; si actualmente no lo hacemos, las obras
que causaron esas “marcas” serán poderosos testigos que día a día nos acusarán
mientras no demos el paso de hacer teshuvah con todo nuestro ser.
La figura de un aguijón o
una espina nos recuerda algo que es sumamente molesto y doloroso, y por ello no
debemos vivir con aquello que nos puede causar un dolor que cada vez puede ser
más intenso. Lo verdaderamente importante es que quitemos todo el mal que hay
en nosotros, haciendo las obras de la Torah que fueron concebidas desde la
eternidad, las cuales permitirán que se efectúe una gran purificación en cada
uno de nosotros.
Si nos imaginamos un juicio
en el que somos acusados, y sabemos que las acusaciones tienen fundamento,
conocemos de hecho cuál debe ser nuestra posterior condición; y seguro que no
queremos ese final para nuestras vidas. Entonces “ponernos a cuenta” con el
Creador es la mejor salida,
pues una vez que ya no podemos ser acusados, nuestra vida está dispuesta para
recibir el galardón.
La limpieza entonces, para
que sea efectiva, no puede ser cosmética ni superficial; debe ser a fondo, de
manera que no quede ningún residuo que pueda volver a contaminarnos; y la mejor
forma de lograrlo es evitando caer en las garras del pecado; no estamos
llamados a ponernos en prueba para demostrarnos a nosotros mismos que somos
capaces de superar la tentación, sino más bien estar lejos de la posibilidad de
pecar, de manera que esta conducta se transforme en nuestra forma de vida. Esto
es un excelente testimonio delante de los demás pueblos.
Yirmeyahu 2:4-8: “Oíd la palabra de El Eterno, casa de Yaäqov, y todas
las familias de la casa de Yisrael. Así dijo El Eterno: ¿Qué maldad hallaron en
mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se
hicieron vanos? Y no dijeron: ¿Dónde está El Eterno, que nos hizo subir de la
tierra de Mitsrayim, que nos condujo por el desierto, por una tierra desierta y
despoblada, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual
no pasó varón, ni allí habitó hombre? Y os introduje en tierra de abundancia,
para que comieseis su fruto y su bien; pero entrasteis y contaminasteis mi
tierra, e hicisteis abominable mi heredad. Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde
está El Eterno? y los que tenían la Torah no me conocieron; y los pastores se
rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en nombre de Baäl, y
anduvieron tras lo que no aprovecha.”
Yirmeyahu
2:9-13: “Por
tanto, contenderé aún con vosotros, dijo El Eterno, y con los hijos de vuestros
hijos pleitearé. Porque pasad a las costas de Kitiyim y mirad; y enviad a Qedar,
y considerad cuidadosamente, y ved si se ha hecho cosa semejante a esta. ¿Acaso
alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo,
mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha. Espantaos, cielos,
sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran manera, dijo El Eterno. Porque dos
males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para
sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua
Yirmeyahu 2:14-19: “¿Es Yisrael siervo? ¿Es esclavo? ¿Por qué ha venido a
ser presa? Los cachorros del león rugieron contra él, alzaron su voz, y
asolaron su tierra; quemadas están sus ciudades, sin morador. Aun los hijos de Nof
y de Tajpanjes te quebrantaron la coronilla. ¿No te acarreó esto el haber dejado
a El Eterno tu Elohim, cuando te conducía por el camino? Ahora, pues, ¿qué
tienes tú en el camino de Mitsrayim, para que bebas agua del Nilo? ¿Y qué
tienes tú en el camino de Ashur, para que bebas agua del Eufrates? Tu maldad te
castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo
es el haber dejado tú a El Eterno tu Elohim, y faltar mi temor en ti, dice el
Señor, El Eterno de los ejércitos.”
Yirmeyahu 2:20-25: “Porque desde muy atrás rompiste tu yugo y tus
ataduras, y dijiste: No serviré. Con todo eso, sobre todo collado alto y debajo
de todo árbol frondoso te echabas como ramera. Te planté de vid escogida,
simiente verdadera toda ella; ¿cómo, pues, te me has vuelto sarmiento de vid
extraña? Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu
pecado permanecerá aún delante de mí, dijo El Eterno el Señor. ¿Cómo puedes
decir: No soy inmunda, nunca anduve tras los baales? Mira tu proceder en el valle,
conoce lo que has hecho, dromedaria ligera que tuerce su camino, asna montés
acostumbrada al desierto, que en su ardor olfatea el viento. De su lujuria,
¿quién la detendrá? Todos los que la buscaren no se fatigarán, porque en el
tiempo de su celo la hallarán. Guarda tus pies de andar descalzos, y tu
garganta de la sed. Mas dijiste: No hay remedio en ninguna manera, porque a
extraños he amado, y tras ellos he de ir.”
Yirmeyahu 2:26-28: “Como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto,
así se avergonzará la casa de Yisrael, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus
sacerdotes y sus profetas, que dicen a un leño: Mi padre eres tú; y a una
piedra: Tú me has engendrado. Porque me volvieron la cerviz, y no el rostro; y
en el tiempo de su calamidad dicen: Levántate, y líbranos. ¿Y dónde están tus
dioses que hiciste para ti? Levántense ellos, a ver si te podrán librar en el
tiempo de tu aflicción; porque según el número de tus ciudades, Yehudah, fueron
tus dioses.”
Yirmeyahu 3:4: “A lo menos desde ahora, ¿no me llamarás a mí, Padre
mío, guiador de mi juventud?”
Yirmeyahu 4:1-2: “Si te volvieres, Yisrael, dice El Eterno, vuélvete a
mí. Y si quitares de delante de mí tus abominaciones, y no anduvieres de acá
para allá, y jurares: Vive El Eterno, en verdad, en juicio y en justicia,
entonces las naciones serán benditas en él, y en él se gloriarán.”
Preguntas
de repaso
1.
¿Cuál
es el propósito de mencionar las jornadas de Yisrael en el desierto? Explique.
2.
¿En
nuestra propia vida cómo podemos decir que se cumple “entrar a la Tierra
Prometida, echar a sus moradores y acabar con sus ídolos?
3.
Si
los B’nei Yisrael no echaban a todos los moradores e la tierra, ¿por qué
éstos se convertirían en aguijones para ellos?
4.
¿Cuál
es la razón para hacer explícitos en la Torah los límites de las tierras?
Explique en detalle.
5.
Explique
el tema de las ciudades de refugio.
6.
¿Por
qué situar tres ciudades a lado y lado del Yarden? Explique.
7.
¿Para
qué había un vengador de la sangre?
8.
¿Por
qué por el testimonio de un testigo un homicida no podía ser juzgado?
9.
¿Por
qué se debía esperar la muerte del Kohen Gadol para salir de las
ciudades de refugio? ¿Qué significa esto?
10. En cuanto al asunto de las
hijas de Tselofjad, ¿cuál es el inconveniente de que la heredad ruede de tribu
en tribu? Explique.
11. ¿Cuál es el reclamo de El
Eterno, de acuerdo con las palabras del profeta?
12. A pesar de las fuertes
reprimendas de El Eterno, ¿hay alguna posibilidad de volver al camino? Explique
su respuesta.
13. ¿Encontramos tipologías del
Mashiaj en la parasha o en la haftara? Explique.