Haftara:
Yeshayahu 49:14-51:3
¿Cómo es
posible que nos olvidemos de El Eterno?
En Devarim 8:11-20 está escrito: “Cuídate de
no olvidarte de El Eterno tu Elohim, para cumplir sus mandamientos, sus decretos
y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, y
edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y
la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y se
enorgullezca tu corazón, y te olvides de El Eterno tu Elohim, que te sacó de
tierra de Mitsrayim, de casa de servidumbre; que te hizo caminar por un
desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y
de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal; que te
sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido,
afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien; y digas en tu
corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. Sino acuérdate
de El Eterno tu Elohim, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin
de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día. Mas si llegares
a olvidarte de El Eterno tu Elohim y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les
sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de
cierto pereceréis. Como las naciones que El Eterno destruirá delante de
vosotros, así pereceréis, por cuanto no habréis atendido a la voz de El Eterno
vuestro Elohim.”
De la primera generación de Yisrael en su
travesía por el desierto, así como de la que entraría a la Tierra Prometida,
podemos decir que tenían un alto grado de espiritualidad, pues recibieron la
Torah directamente en Jorev y El Eterno les habló en forma permanente por boca
de Mosheh. De ahí que quizá no sea tan fácil imaginarse cómo es que existen mitsvot que contemplan la posibilidad de
que el pueblo escogido se olvide de El Eterno.
Pero lamentablemente esto sucedió y además muy
pronto; esto es atestiguado, por ejemplo, por la época de los jueces, en la que
rápidamente Yisrael se dejó contaminar por la impureza de las demás naciones, y
de ahí su estado de postración que sólo era mitigado cuando surgía algún líder
puesto por HaShem, Baruj Hu, y se lograba una paz que sólo era pasajera.
¿Cómo explicarlo? Si tomamos el conocido
ejemplo de la fruta dañada que se coloca en un cesto con frutas sanas, sabemos
que éstas no hacen sanar a la que está dañada, sino más bien la dañada hace que
las demás se dañen. En forma similar podemos ilustrar lo que sucede con la
espiritualidad del hombre. Es muy fácil que las emociones que maneja nuestra
mala inclinación, el yetser hara,
causen efectos que pueden ser en extremo nocivos para nuestra vida.
Digamos que el cuerpo es lo más visible que
tenemos, y de hecho los órganos que están asociados a las emociones son más
“numerosos” que los que tienen que ver con nuestra mente, lo que de alguna
forma nos indica que es relativamente fácil permear nuestras emociones, de
manera que éstas lleguen a “abrumar” nuestra mente, lo que podemos tipificar
como un comportamiento animal. Para el ejemplo de la fruta dañada, las
emociones inadecuadas son el pedazo dañado que afecta negativamente lo demás.
Posiblemente esto sea el común de la
humanidad, pero no por ello es lo correcto. No obstante, de alguna manera esto
explica la existencia de la mitsvah
relativa a las circunstancias en las que nos podemos olvidar de El Eterno. La
abundancia de bienes materiales es un “adormecedor” de la espiritualidad, ya
que en muchos casos éstos sólo están enfocados a brindar satisfacción material
y nada más. Y aunque El Santo, Bendito sea, quiere de verdad nuestra
prosperidad material, también desea que todo aquello con lo cual Él nos bendice
sea justamente para dedicarlo a Él mismo,
pues sólo de esta forma no nos desviaremos hacia el camino incorrecto.
Y esto refleja el estado de nuestra alma. Si
nos preocupamos desmedidamente por “engordar” nuestro nefesh, así como también nuestro ruaj, éstos llegarán a estar tan “pesados” que nuestra neshamah no va a poder someterlos, y por
supuesto ello conduce a un cambio en las prioridades, que conduce a una
desviación total en el camino a conquistar nuestros logros más importantes.
Por el contrario, si es nuestra neshamah la que crece continuamente, es
obvio que puede sustentar mucho mejor al nefesh
y al ruaj, puesto que ahora las
prioridades están siendo manejadas correctamente. No sobra decir que hacer
crecer nuestra neshamah tiene que ver
exclusivamente con nuestro camino centrado en la perfecta Voluntad del Santo de
los santos.
Teniendo en cuenta que todos poseemos tanto
buena como mala inclinación, es necesario y además urgente que pongamos en
orden nuestra vida, de manera tal que nuestra principal prioridad sean los
asuntos celestiales, y no suceda que nos olvidemos de El Eterno, Quien es
nuestro Proveedor, nuestro Sustento, y Quien le dio sentido a nuestra vida.
Está bien disfrutar de lo que nos ha sido conferido, pero en su justa medida;
no podemos embriagarnos de placer con lo material, dejando a un lado lo
celestial, que es lo verdaderamente importante.
Yeshayahu
49:14-21: “Pero Tsion dijo: Me
dejó El Eterno, y el Señor se olvidó de mí. ¿Se olvidará la mujer de lo que dio
a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella,
yo nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo
esculpida; delante de mí están siempre tus muros. Tus edificadores vendrán
aprisa; tus destruidores y tus asoladores saldrán de ti. Alza tus ojos
alrededor, y mira: todos estos se han reunido, han venido a ti. Vivo yo, dice
El Eterno, que de todos, como de vestidura de honra, serás vestida; y de ellos
serás ceñida como novia. Porque tu tierra devastada, arruinada y desierta,
ahora será estrecha por la multitud de los moradores, y tus destruidores serán
apartados lejos. Aun los hijos de tu orfandad dirán a tus oídos: Estrecho es
para mí este lugar; apártate, para que yo more. Y dirás en tu corazón: ¿Quién
me engendró éstos? Porque yo había sido privada de hijos y estaba sola,
peregrina y desterrada; ¿quién, pues, crió éstos? He aquí yo había sido dejada
sola; ¿dónde estaban éstos?”
Yeshayahu
49:22-23: “Así dijo El Eterno
el Señor: He aquí, yo tenderé mi mano a las naciones, y a los pueblos levantaré
mi bandera; y traerán en brazos a tus hijos, y tus hijas serán traídas en
hombros. Reyes serán tus ayos, y sus reinas tus nodrizas; con el rostro
inclinado a tierra te adorarán, y lamerán el polvo de tus pies; y conocerás que
yo soy El Eterno, que no se avergonzarán los que esperan en mí.”
Yeshayahu
49:24-26: “¿Será quitado el
botín al valiente? ¿Será rescatado el cautivo de un tirano? Pero así dice El
Eterno: Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y el botín será
arrebatado al tirano; y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a tus hijos. Y
a los que te despojaron haré comer sus propias carnes, y con su sangre serán
embriagados como con vino; y conocerá todo hombre que yo El Eterno soy Salvador
tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Yaäqov.”
Yeshayahu
50:1-3: “Así dijo El Eterno:
¿Qué es de la carta de repudio de vuestra madre, con la cual yo la repudié? ¿O
quiénes son mis acreedores, a quienes yo os he vendido? He aquí que por
vuestras maldades sois vendidos, y por vuestras rebeliones fue repudiada
vuestra madre. ¿Por qué cuando vine, no hallé a nadie, y cuando llamé, nadie
respondió? ¿Acaso se ha acortado mi mano para no redimir? ¿No hay en mí poder
para librar? He aquí que con mi reprensión hago secar el mar; convierto los
ríos en desierto; sus peces se pudren por falta de agua, y mueren de sed. Visto
de oscuridad los cielos, y hago como cilicio su cubierta.”
Yeshayahu
50:4-9: “El Eterno el Señor
me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará
mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios. El Eterno
el Señor me abrió el oído, y yo no fui rebelde, ni me volví atrás. Di mi cuerpo
a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi
rostro de injurias y de esputos. Porque El Eterno el Señor me ayudará, por tanto
no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré
avergonzado. Cercano está de mí el que me salva; ¿quién contenderá conmigo?
Juntémonos. ¿Quién es el adversario de mi causa? Acérquese a mí. He aquí que El
Eterno el Señor me ayudará; ¿quién hay que me condene? He aquí que todos ellos
se envejecerán como ropa de vestir, serán comidos por la polilla.”
Yeshayahu
50:10-11: “¿Quién hay entre
vosotros que teme a El Eterno, y oye la voz de su siervo? El que anda en
tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de El Eterno, y apóyese en su
Elohim. He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y os rodeáis de teas; andad
a la luz de vuestro fuego, y de las teas que encendisteis. De mi mano os vendrá
esto; en dolor seréis sepultados.”
Yeshayahu
51:1-3: “Oídme, los que
seguís la justicia, los que buscáis a El Eterno. Mirad a la piedra de donde
fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados. Mirad
a Avraham vuestro padre, y a Sarah que os dio a luz; porque cuando no era más
que uno solo lo llamé, y lo bendije y lo multipliqué. Ciertamente consolará El
Eterno a Tsion; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto en
paraíso, y su soledad en huerto de El Eterno; se hallará en ella alegría y gozo,
alabanza y voces de canto.”
Preguntas
de repaso
1.
¿Las bendiciones por guardar los decretos de
El Eterno tienen una época específica para cumplirse? Explique su respuesta.
2.
Para la época actual, ¿qué tipifican las
naciones numerosas que el pueblo tenía que enfrentar al entrar a la Tierra
Prometida?
3.
Explique el sentido de las palabras “Y comerás y te saciarás, y bendecirás a El Eterno tu
Elohim por la buena tierra que te habrá dado”.
4.
¿Por qué puede suceder que aún un pueblo santo
pueda olvidarse de El Eterno? Explique su respuesta.
5.
¿Por qué traer anatema a nuestra casa nos hace
anatemas? Explique.
6.
La Fidelidad de El Eterno causa que Yisrael
entre a la Tierra Prometida a pesar de sus iniquidades. ¿Cómo explicar la
aparente contradicción, sabiendo que El Santo no tiene por inocente al
culpable?
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