domingo, 16 de julio de 2023

HAFTARA DE LA PARASHA 44 DEVARIM

 

Haftara: Yeshayahu 1:1-27



Atendamos el consejo sabio

 Mosheh Rabenu pronunció un gran discurso, que comenzó con las palabras de esta parasha. Y los sabios de nuestro pueblo coinciden en afirmar que estas son básicamente una repetición de lo que ya está escrito en los otros cuatro libros de la Torah, en especial lo que se refiere al cumplimiento de las mitsvot. Si tenemos en cuenta que la Torah debía ser escrita, posiblemente podemos encontrarnos con que la repetición podría no ser tan necesaria.

 No nos vamos a referir a la repetición en sí, sino más bien al hecho de que Mosheh emprendió la noble tarea de “asegurarse” que su pueblo había entendido e interiorizado adecuadamente las directrices de El Eterno, Bendito sea. Cuando un padre amoroso se preocupa constantemente por el bienestar de sus hijos, de seguro podemos creer que dicha preocupación se refleja en los consejos permanentes sobre los mismos asuntos de la vida diaria.

 Para algunas personas esta insistencia puede ser quizá hasta aburrida, pues normalmente es realizada utilizando el mismo tono de voz, ya que se trata del mismo asunto. Para otras, puede ser un asunto indiferente, pero hay quienes sí van a considerar el consejo como un tesoro que vale la pena guardar celosamente. Y es a este grupo al que pertenece la generación que escuchó las últimas palabras del gran maestro.

 Cuando el hijo del rey Shlomoh, Rejaväm, quería tomar consejo para saber cómo gobernar a su pueblo, consultó a los ancianos, pero también a los jóvenes y, al seguir la indicación de estos últimos, la división de Yisrael no tardó en llegar. Esto nos indica que el consejo experimentado, desinteresado, pero sobre todo sabio de nuestros mayores, debe ser tenido en cuenta porque sus palabras no sólo denotan un mejor conocimiento que el nuestro, sino que en cierta forma ellos obtienen gran deleite con el sólo hecho de prodigar sus consejos.

 Teniendo en cuenta que no quedaba mucho tiempo para que Mosheh muriera, sus palabras cobran un especial valor, pues además esa coyuntura hace que su consejo adquiera mayor relevancia. Por decirlo figuradamente, él no tenía nada que perder, y por ello toda palabra hacia su pueblo era en verdad lo que éste necesitaba escuchar; y además estaban de acuerdo con el nivel de qedushah que él tenía en ese momento, pues había razones de peso para considerar lo que él iba a decir como si saliera de la Boca de El Eterno directamente.

 En nuestra vida podemos experimentar situaciones comparables; cuando nos es dicha una palabra de aliento, reprensión, ayuda, consejo o cualquier otro asunto similar, nuestra actitud sin ninguna vacilación debe ser escuchar atentamente, puesto que de seguro vamos a encontrarnos con perlas de sabiduría que bien haremos en llevar a la práctica, y que son necesariamente para nuestro bien.

 Sepamos que las canas no son gratuitas; el aspecto exterior de nuestros mayores nos indica que ellos ya “tienen un espacio ganado” dentro del respeto que los demás les deben prodigar en toda situación. Los ejemplos que conocemos de la Torah y los demás Escritos Sagrados son suficientes como para que sepamos que buen final tienen quienes escuchan los buenos consejos de los mayores. Y por ello, la generación que entraría a la Tierra Prometida entendió perfectamente la conveniencia de escuchar con toda atención a Mosheh.

 ¿Pueden los mayores equivocarse? Por supuesto que sí; pero en asuntos en los cuales ellos nos llevan buena ventaja, la verdad es que no hay mejor camino que acatar sus directrices, pues normalmente ello es signo de un buen final. Y si pedimos su consejo, que no sea para tenerlo como “beneficio de inventario”, sino para que estemos dispuestos a seguirlo. Esto hará de nosotros discípulos verdaderamente aprobados, que es lo que tanta falta hace.

 LECTTURAS

Yeshayahu 1:1-8:Visión de Yeshayahu hijo de Amots, la cual vio acerca de Yehudah y Yerushalayim en días de Üziyahu, Yotam, Ajaz y Jizqiyahu, reyes de Yehudah. Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla El Eterno: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Yisrael no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento. ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a El Eterno, provocaron a ira al Santo de Yisrael, se volvieron atrás. ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños. Y queda la hija de Tsion como enramada en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada.”

Yeshayahu 1:9-15:Si El Eterno de los ejércitos no nos hubiese dejado un resto pequeño, como Sedom fuéramos, y semejantes a Ämorah. Príncipes de Sedom, oíd la palabra de El Eterno; escuchad la Torah de nuestro Elohim, pueblo de Ämorah. ¿Para qué me sirve, dice El Eterno, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y Shabat, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas. Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.”

Yeshayahu 1:16-20:Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid luego, dice El Eterno, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de El Eterno lo ha dicho.”

Yeshayahu 1:21-27:¿Cómo te has convertido en ramera, ciudad fiel? Llena estuvo de justicia, en ella habitó la equidad; pero ahora, los homicidas. Tu plata se ha convertido en escorias, tu vino está mezclado con agua. Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda. Por tanto, dice el Señor, El Eterno de los ejércitos, el Fuerte de Yisrael: Ea, tomaré satisfacción de mis enemigos, me vengaré de mis adversarios; y volveré mi mano contra ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré toda tu impureza. Restauraré tus jueces como al principio, y tus consejeros como eran antes; entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel. Tsion será rescatada con juicio, y los convertidos de ella con justicia.



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