Noaj
(Bereshit 6:9 –
11:32)
Haftará: Sefardi (Yeshayahu 54:1-10) Ashkenazi (Yeshayahu
54:1 – 55:5)
Segundo día de mil años: Distinción entre lo sagrado
y lo profano
La tevah fue construida para que todos
aquellos quienes estuvieran dentro de ella fueran objeto del pacto que haría El
Eterno. Aunque sólo quedarían vivas ocho personas, de su descendencia sería de
nuevo poblada la tierra. Y esta fue una primera separación de lo que sería
considerado santo y lo que no lo es. La construcción de esta embarcación, que
sólo tenía la función de flotar, nos recuerda que debemos ser diligentes antes
de que llegue la Redención Final preparada para los justos desde antes de la
Creación del Universo. Cada instrucción debe ser fielmente acatada para que
cuando el día llegue seamos tenidos en cuenta para entrar a las delicias del Olam
Haba.
La Torah es quien finalmente juzga; y el torrente de
aguas que cayó sobre la tierra nos muestra que las palabras escritas en la
Torah han de cumplirse, y que al final daremos cuenta de nuestros actos, sean
buenos o malos. El
hecho de que durante cuarenta días la tierra hubiera sido inundada con el agua
de alguna forma nos sugiere que la tierra “ayunó” para ser limpia. Este ayuno
implicó no recibir el alimento de la luz solar por parte de los seres
vivientes, y por lo tanto hubo “tristeza”
que impidió que todo lo existente continuara haciendo lo que normalmente hacía;
las aguas que cayeron, como aguas purificadoras, son la Torah que en abundancia
habíamos de recibir para
poder comenzar una vida de servicio a El Eterno.
Después de la muerte de toda carne de sobre la
tierra, “renace” la Misericordia de El Eterno, que se refleja en el hecho de
que quien ha estado en estado de tsaraat recobra su pureza, que es declarada
por el kohen.
El pacto promulgado por el Amo del Universo contempla una señal que le hace
“recordar” que no destruirá la tierra con un diluvio; esto nos muestra que
existe Alguien que aplacará Su ira, para que quienes merecíamos otra recompensa
seamos acogidos por Sus manos amorosas en el tiempo futuro.
Noaj es el ejemplo a seguir en esta generación,
donde a los principios morales no les ha sido asignado el valor que merecen;
tenemos evidencias de que él fue “pregonero de justicia”, pero su generación no
le escuchó; para nosotros hoy en día, nuestra forma de vida en santidad debe
pregonar las verdades de Aquel que con Su Amor hizo posible nuestra existencia;
y la mejor forma es “construyendo la tevah”, o sea haciendo lo que nos
ha sido ordenado hacer por el Cielo y esto, entre otras cosas, es la muestra de
que sí existe esperanza para todos.
Qohelet 12:14.
No hay comentarios:
Publicar un comentario