Vayishlaj
(Bereshit 32:4 - 36:43)
Haftara: Övadiah
1:1-21
Una lucha fructífera
Y
El
ángel no puede vencerlo;
si hemos de ser exactos, un ángel, en términos “humanos”, tiene un poder
infinitamente mayor que un hombre, pues está capacitado para cumplir la misión
encomendada por HaShem, por difícil que sea; lo que pasa aquí es que a él no le
es permitido ir más allá de las capacidades de Yaäqov, que es a quien el Cielo
está probando para ver su estatura espiritual; entonces lo que el ángel está es
“sopesando” la calidad espiritual de Yaäqov, que resultó esta vez con una “alta
calificación”; esto es, estaba listo para acometer la difícil tarea de
enfrentar no sólo a Ësav sino las demás pruebas que habrían de sobrevenirle,
muy duras por cierto. Pero sólo así puede ser probado un tsadiq. Esto
nos enseña que si vienen las pruebas, “démosles la bienvenida”, porque ello es
muestra de que El Eterno tiene un gran propósito para nuestra vida; no creamos
que una vida plácida significa una buena estatura espiritual; mejor dicho, si
no somos probados, tenemos suficientes motivos para preocuparnos.[1]
Y
El
muslo de Yaäqov fue descoyuntado; esta escena nos muestra que no por ser instrumentos
idóneos “siempre la pasaremos bien”; por el contrario, seremos sometidos con
gran frecuencia a pruebas que nos irán puliendo realmente; la cojera que
caracterizó a nuestro patriarca el resto de sus días nos hace ver que aunque el
camino sea duro, y muy frecuentemente se nos presenten problemas, podremos
superar los obstáculos que se nos presenten, pues nuestras limitaciones,
representadas en la cojera, serán un fiel testigo de que sí podemos satisfacer
las demandas divinas. Pero la cojera también representa la humildad con la cual
debemos conducirnos en todo; es posible que seamos señalados injustamente o,
menospreciados sin razón, pero El Eterno está delante de nosotros como nube que
nos conduce de día y como antorcha que nos guía en la noche; y cuando nuestros
detractores quieran hacernos daño, Su Presencia estará presta a ayudarnos, como
ha sucedido siempre con el remanente fiel.
Y
El
nombre de Yaäqov fue cambiado por Yisrael; al haberse comprobado por el Cielo
que nuestro patriarca no era más el engañador de otros tiempos, y que su
carácter había madurado en gran manera, El Eterno decidió cambiar su nombre,
que no es otra cosa que la manifestación externa de su nueva naturaleza: Ahora
sus acciones estarían del lado de El Eterno, y serían una prueba de que la Luz
del Santo de los santos brillaba en él. Además el cambio de nombre indica que
una gran fortaleza para resistir los embates de las fuerzas oscuras estaba
creciendo progresivamente, anticipándose con ello a lo que sería la historia de
nuestro noble pueblo.
[1] Lo que se sabe de plano que no sirve, obviamente no requiere
prueba, pues de entrada ya está descartado para algún propósito, ya que se sabe
que “no dará la talla”.
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