(Bereshit 37:1 -
40:23)
Haftara: Ämos 2:6 –
3:8
Y Yosef contó sus sueños a sus
hermanos en unas circunstancias en las cuales le hubiera sido mejor callar; los ánimos de sus hermanos
no estaban como para que él contara unos sueños en los cuales a todas luces él
era exaltado por sobre ellos. Esto trajo aún más división, lo que ocurrió
independientemente de que el relato de Yosef hubiera sido cierto o no. He aquí
una gran enseñanza, que es común en toda la Torah: Cuán importante es callar,
pues “aún el necio, cuando calla, es contado por sabio”[1].
Cuando no reprimimos nuestra lengua y decidimos hablar, estamos permitiendo que
nuestro ego se enseñoree de nosotros, lo que nos lleva a caer en errores
continuamente. Esto también fue utilizado por El Eterno para que la auto
exaltación de Yosef fuera retribuida con una venta como esclavo.
Y Yosef fue vendido a unos
mercaderes porque sus hermanos querían deshacerse de él; viajar como un esclavo a
tierras desconocidas no debe ser muy agradable, máxime si se ha sido el
preferido de entre muchos[2].
Esto fue una circunstancia que El Eterno utilizó para iniciar el viaje de toda
la familia de Yisrael a Mitsrayim; ésta muy posiblemente no era la forma más
adecuada, pero al fin y al cabo servía para los planes celestiales. Esto nos
muestra que si el Cielo decreta algo, simplemente sucederá, y además en el
tiempo establecido.
Y El episodio de Yehudah con
Tamar forma parte de los planes de El Eterno; aunque este relato no se relaciona
con la vida de Yosef también nos presenta cuadros interesantes en cuanto a los
errores que pueden cometer las personas, y que finalmente no desvían los planes
de El Eterno. Yehudah se fijó en Tamar sin conocerla, pues ella cubría su
rostro con un velo; por su parte Tamar era consciente de la importancia de su
descendencia, y de ahí que optara por hacer su parte para que todo se diera. En
el caso de Yehudah, su deseo por cohabitar con quien creyó que era una ramera
terminó por ser el primer eslabón de una larga cadena en la cual estarían
enlazados todos los más ilustres reyes de Yisrael; y todo a pesar de que en ese
instante esas no eran sus intenciones, a juzgar por el relato de la Torah. Por el
lado de Tamar podemos decir que sus intenciones sí eran leshem shamayim,
aunque en cierta forma “confió” en sus fuerzas; pero de todo ello se valió el
Todopoderoso para que Sus designios no fueran postergados. Debemos tener en
cuenta que si nuestras acciones son en aras del Cielo, muy seguramente van a
encontrar respuesta positiva a sus propósitos[3].
En realidad deberíamos decir que todas nuestras acciones deben serlo.
Finalmente, debemos resaltar que este relato se justifica plenamente porque de
la unión de Yehudah con Tamar habría de venir la descendencia de los reyes de
Yisrael, entre los que muy especialmente se encuentra el Mashiaj.
Y Yosef dice unas palabras que
expresan confianza en los hombres y no en El Eterno; a pesar de su conducta intachable en
la cárcel, y sabiendo que Quien conduce todo es El Eterno, Bendito sea, dijo
cosas que explícitamente depositaban su confianza en una persona; de ahí que
por cada palabra errónea tuvo que estar un año en prisión. Pero después de este
tiempo (¡el tiempo de El Eterno!), Yosef ya había madurado y estaba listo para
ser parte activa del plan que había de ser consumado para su familia; pero tuvo
que pagar un costo muy alto previamente. De aquí aprendemos que hemos de ser
juzgados por todo lo que decimos a diario; pero también que nuestro lenguaje
debe ser tal que santifique el Gran Nombre del Santo de los santos, porque sólo
Él lo merece, y es a Él a Quien debemos todo; por tanto, debemos pensar para
hablar, y cuando hablemos debemos hacerlo de tal forma que nuestras palabras
expresen nuestra total dependencia de HaShem, Baruj Hu[4].
De lo anterior podemos decir que “el
camino largo” es el que el hombre ha recorrido en su búsqueda espiritual, prefiriendo
confiar en sus propias fuerzas y no en la guía de El Eterno, Bendito sea. Y por
ello le han sobrevenido toda clase de adversidades, porque es eso lo único que
se puede esperar cuando nos salimos del cerco seguro de la Torah y sus mitsvot.
Pero después de sufrir penalidades se ha dado cuenta que lo mejor hubiera sido
transitar por “el camino corto”, que es justamente la obediencia al Creador. Y
en este tiempo hay ese despertar en el que no se ve otra alternativa diferente
para encontrar la Luz, y por ello vemos tanta inquietud por conocer más sobre
los asuntos celestiales, porque en definitiva es allí donde está la solución a
la actual situación de maldad existente en el mundo.
[1] Mishlei 17:28.
[2] Esto también fue parte de la retribución mida-keneged-mida
que recibió Yosef por causa de sus errores. Aunque cuando decimos que hay una
retribución, también hemos de enfatizar que en el fondo lo que realmente sucede
es que El Eterno está probando sus instrumentos para que su carácter sea
templado, de manera que se formen instrumentos idóneos. De todas maneras, las
retribuciones sí existen porque El Eterno es Justo.
[3] Por supuesto, no aprobamos aquello de que “el fin justifica los
medios”; simplemente enfatizamos la necesidad de acatar lo establecido en la
Torah para que TODO sea de acuerdo con los designios Divinos.
[4] Por supuesto, no sólo nuestras palabras, sino mayormente nuestras
acciones.
[5] Esto no significa en manera alguna que nuestra vida puede estar
plagada de pecado y errores; por supuesto, a pesar de ellos, El Eterno
cumplirá, pero quien esté inmerso en una vida de pecado necesariamente tendrá
su retribución, que es conforme a sus obras.
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