domingo, 11 de diciembre de 2022

HAFTARA DE LA PARASHA 9 VaYetsé

 


(Bereshit 37:1 - 40:23)

Haftara: Ämos 2:6 – 3:8

 Un plan perfecto a pesar de los errores humanos

 La historia de Yosef, como tema central de la parasha, nos muestra que, aunque los seres humanos cometemos errores y muchas veces voluntariamente hemos escogido un camino diferente de la Torah, no ha habido la más leve posibilidad de que las promesas o decretos de El Eterno dejen de cumplirse. Es interesante que a pesar de las muy diversas circunstancias que vivieron nuestros ancestros los propósitos celestiales llegaron (y llegarán) a feliz término. Veamos cómo se dio para el caso de esta sección de la Torah:

 Y  Yaäqov prefería abiertamente a Yosef; esto despertó celos en sus hermanos, lo que de por sí fue causa de división durante mucho tiempo. El Eterno quiere familias consolidadas con lazos de unión y amor, pero el momento en que esto ocurrió la situación estaba lejos de ser la ideal. Esto debe servirnos como ejemplo de lo que no se debe hacer, pues ello conduce necesariamente a problemas que atentan contra la unidad de la familia. Pero de esto se valió El Eterno para probar después a Yaäqov, pues su hijo le fue arrebatado por varios años.

Y  Yosef contó sus sueños a sus hermanos en unas circunstancias en las cuales le hubiera sido mejor callar; los ánimos de sus hermanos no estaban como para que él contara unos sueños en los cuales a todas luces él era exaltado por sobre ellos. Esto trajo aún más división, lo que ocurrió independientemente de que el relato de Yosef hubiera sido cierto o no. He aquí una gran enseñanza, que es común en toda la Torah: Cuán importante es callar, pues “aún el necio, cuando calla, es contado por sabio[1]. Cuando no reprimimos nuestra lengua y decidimos hablar, estamos permitiendo que nuestro ego se enseñoree de nosotros, lo que nos lleva a caer en errores continuamente. Esto también fue utilizado por El Eterno para que la auto exaltación de Yosef fuera retribuida con una venta como esclavo.

Y  Yosef fue vendido a unos mercaderes porque sus hermanos querían deshacerse de él; viajar como un esclavo a tierras desconocidas no debe ser muy agradable, máxime si se ha sido el preferido de entre muchos[2]. Esto fue una circunstancia que El Eterno utilizó para iniciar el viaje de toda la familia de Yisrael a Mitsrayim; ésta muy posiblemente no era la forma más adecuada, pero al fin y al cabo servía para los planes celestiales. Esto nos muestra que si el Cielo decreta algo, simplemente sucederá, y además en el tiempo establecido.

Y  El episodio de Yehudah con Tamar forma parte de los planes de El Eterno; aunque este relato no se relaciona con la vida de Yosef también nos presenta cuadros interesantes en cuanto a los errores que pueden cometer las personas, y que finalmente no desvían los planes de El Eterno. Yehudah se fijó en Tamar sin conocerla, pues ella cubría su rostro con un velo; por su parte Tamar era consciente de la importancia de su descendencia, y de ahí que optara por hacer su parte para que todo se diera. En el caso de Yehudah, su deseo por cohabitar con quien creyó que era una ramera terminó por ser el primer eslabón de una larga cadena en la cual estarían enlazados todos los más ilustres reyes de Yisrael; y todo a pesar de que en ese instante esas no eran sus intenciones, a juzgar por el relato de la Torah. Por el lado de Tamar podemos decir que sus intenciones sí eran leshem shamayim, aunque en cierta forma “confió” en sus fuerzas; pero de todo ello se valió el Todopoderoso para que Sus designios no fueran postergados. Debemos tener en cuenta que si nuestras acciones son en aras del Cielo, muy seguramente van a encontrar respuesta positiva a sus propósitos[3]. En realidad deberíamos decir que todas nuestras acciones deben serlo. Finalmente, debemos resaltar que este relato se justifica plenamente porque de la unión de Yehudah con Tamar habría de venir la descendencia de los reyes de Yisrael, entre los que muy especialmente se encuentra el Mashiaj.

Y  Yosef dice unas palabras que expresan confianza en los hombres y no en El Eterno; a pesar de su conducta intachable en la cárcel, y sabiendo que Quien conduce todo es El Eterno, Bendito sea, dijo cosas que explícitamente depositaban su confianza en una persona; de ahí que por cada palabra errónea tuvo que estar un año en prisión. Pero después de este tiempo (¡el tiempo de El Eterno!), Yosef ya había madurado y estaba listo para ser parte activa del plan que había de ser consumado para su familia; pero tuvo que pagar un costo muy alto previamente. De aquí aprendemos que hemos de ser juzgados por todo lo que decimos a diario; pero también que nuestro lenguaje debe ser tal que santifique el Gran Nombre del Santo de los santos, porque sólo Él lo merece, y es a Él a Quien debemos todo; por tanto, debemos pensar para hablar, y cuando hablemos debemos hacerlo de tal forma que nuestras palabras expresen nuestra total dependencia de HaShem, Baruj Hu[4].

 

De lo anterior podemos decir que “el camino largo” es el que el hombre ha recorrido en su búsqueda espiritual, prefiriendo confiar en sus propias fuerzas y no en la guía de El Eterno, Bendito sea. Y por ello le han sobrevenido toda clase de adversidades, porque es eso lo único que se puede esperar cuando nos salimos del cerco seguro de la Torah y sus mitsvot. Pero después de sufrir penalidades se ha dado cuenta que lo mejor hubiera sido transitar por “el camino corto”, que es justamente la obediencia al Creador. Y en este tiempo hay ese despertar en el que no se ve otra alternativa diferente para encontrar la Luz, y por ello vemos tanta inquietud por conocer más sobre los asuntos celestiales, porque en definitiva es allí donde está la solución a la actual situación de maldad existente en el mundo.

 Pero en cualquier caso, hemos de exaltar la Omnipotencia del Todopoderoso, pues a pesar de nuestras múltiples fallas, Sus planes se han cumplido sin que se caiga a tierra ninguna de Sus promesas[5]; esto se puede comprobar con el relato de la parasha, pues la familia de Yisrael fue fortalecida en Mitsrayim, pues fue allí donde creció abundantemente, para después salir con gran botín, que fue provisto porque nuestro noble pueblo halló gracia en los egipcios, previo a su salida de allí.

 


[1] Mishlei 17:28.

[2] Esto también fue parte de la retribución mida-keneged-mida que recibió Yosef por causa de sus errores. Aunque cuando decimos que hay una retribución, también hemos de enfatizar que en el fondo lo que realmente sucede es que El Eterno está probando sus instrumentos para que su carácter sea templado, de manera que se formen instrumentos idóneos. De todas maneras, las retribuciones sí existen porque El Eterno es Justo.

[3] Por supuesto, no aprobamos aquello de que “el fin justifica los medios”; simplemente enfatizamos la necesidad de acatar lo establecido en la Torah para que TODO sea de acuerdo con los designios Divinos.

[4] Por supuesto, no sólo nuestras palabras, sino mayormente nuestras acciones.

[5] Esto no significa en manera alguna que nuestra vida puede estar plagada de pecado y errores; por supuesto, a pesar de ellos, El Eterno cumplirá, pero quien esté inmerso en una vida de pecado necesariamente tendrá su retribución, que es conforme a sus obras.

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